Motos para nuestros hijos buena idea o mala idea

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Cuando nuestros hijos van creciendo empiezan a demandar mayor libertad y, a decir verdad, como padres también deseamos delegar en ellos algunas responsabilidades, que asuman ciertas tareas y nos ayuden en otras tantas. Pero para que eso sea posible hay que darles los medios necesarios.

Todo depende del tipo de asignaciones que les demos, de sus propias necesidades y de la factibilidad económica que tengamos. Quienes puedan dar a sus hijos coches, sería perfecto aunque sean usados. Pero los que no, les quedan las opciones de recurrir a los medios de transporte público, a los servicios de taxis o a darles motos.

Hay quienes opinan que poner a un joven en una moto es firmar su sentencia de muerte. Esta percepción se sustenta en lo vulnerables que resultan estos vehículos, por su escueta estructura, que deja desprovisto de protección a su conductor y al pasajero, en caso de llevar alguno. Muchos de los accidentes en donde están involucradas las motocicletas tienen consecuencias desastrosas.

Sin embargo, no es una regla, ni siquiera es una estadística prominente. Es cuestión de cumplir con las normativas, como lo amerita la conducción de cualquier tipo de vehículo, incluso bicicletas o coches convencionales. Respetar los límites de velocidad, utilizar el atuendo apropiado como lo es el uso correcto del casco, chaqueta y hasta guantes especiales.

Por otra parte, deben mantenerse en perfecto funcionamiento, lo cual no es muy complicado, porque el sistema que poseen es bastante sencillo, así que cualquier avería puede ser reparada con prontitud y sin mucho gasto, sobre todo si se usan los establecimientos de motos desguace, en donde si bien venden recambios usados, los mismos cuentan con una garantía mínima establecida por regulaciones legales.

En función de lo anterior, no hay excusas para que todo marche correctamente. Los hijos que acepten conducir una moto, deben hacerlo con absoluta responsabilidad, estar pendiente de los detalles para que, conjuntamente con los padres, resuelvan cualquier inconveniente de manera oportuna.

En conclusión, resulta buena idea si tenemos hijos conscientes, con la suficiente madurez para mantener el control de sus actos y velar por el cuidado de este tipo de vehículos. Pero también, si los padres tenemos la disposición de vigilar el comportamiento y empeño que ellos le pongan, así como contarcon las posibilidades económicas para dar un mantenimiento constante y evitar al máximo los riesgos por fallas mecánicas.